A 4 semanas de salir de cuentas no sé muy bien cómo relativizar el tiempo; a veces pienso… Puf! Aún quedan 4 semanas!! y otras digo: puf! sólo quedan 4 semanas… de cualquiera de las dos formas me entra un “rollini” por dentro que alucino.
A estas alturas debería ir teniendo todo listo por si acaso: la bolsa del bebé y la mía para el hospital, la habitación de ella, ¡ah sí! es una niña, tener claros los papeles que debemos arreglar para que nuestra futura retoña llegue a este mundo con todo en regla, la silla del coche, que al parecer cambió la normativa, la bañera… Bueno y así un sin fin de cosas… que si lo pienso bien me pongo de los nervios y no hago nada.
Por otro lado, y como buena gallega que soy, pienso: “malo será“ que en 4 semanas, que al fin y a acabo es todo un mes, no nos de tiempo a tener todo listo y… me pongo a pensar en otras cosas.
Algo que sin duda tengo que hacer en estas semanas es llevar a Tucho al veterinario, más que nada para pasarle una pequeña ITV y prepararlo para el invierno; ponerle la vacuna de la Tos de las Perreras, desparasitarlo y pobriño comprarle algún premio porque la verdad es que es tan bueno, que se lo merece todo.
Ahora somos tres, Manu; el padre de la criatura, Tucho, nuestro querido y amado frenchie y yo; Alba; la futura e inexperta mamá. Con este panorama el 7 de noviembre salimos de cuentas y la verdad no sabemos muy bien como va a ser la “cosa”.
Desde hace unas semanas no duermo todo lo que suelo dormir, es entonces cuando empiezo a darle vueltas a mil cosas en esta cabecita loca que tanto me caracteriza, que supongo yo, que serán los típicos miedos de madre primeriza como yo.
Por un lado están los pensamientos sobre el parto: ¿Me dolerá? o ¿resistiré? ¿Y si sale algo mal? ¿Y si…? y así podría estas durante horas.
Por otro lado están los pensamientos relativos a yo como madre del tipo: ¿Y si se me cae? ¿Y si no para de llorar? ¿Lo haré bien? ¿Y si soy un desastre? ¿Y si sale una cafre? y si…
Todo esto me lo planteo cuando no duermo y doy vueltas y vueltas en la cama mientras todos duermen y sí, también roncan. Aquí no queda la cosa porque cuando duermo también le sigo dando vueltas a la vida y tengo sueños un tanto peculiares. En uno daba a luz en casa y mi chico no daba llamado a la ambulancia, en otro, la matrona no llegaba a tiempo y teníamos que cortar el cordón con unas tijeras de cole…
Seguro que no soy la única en el mundo a la que se le pasan estas cosas por la cabeza. Y seguro que hay muchas futuras y ya madres que son más exageradas que yo. Los futuros padres también tendrán alguna «paranoia» con como va a ser la vida a partir de ahora pero la mayoría nos tratará de tranquilizar y estar a nuestro lado sacándole importancia a nuestras locuras.