La placenta se forma en la semana 4 de embarazo. Para ello una parte significativa de las células se desprenden del embrión, originando el nuevo órgano que suministrará de alimento y oxígeno al futuro bebé.
En esta semana la placenta empieza a producir la hormona del embarazo (Gonadotropina Coriónica Humana), elevando los niveles de progesterona y estrógeno en la madre. Ambas hormonas tienen una función muy relevante en esta primera fase: ayudan al útero a mantener el revestimiento para alojar al embrión.
Además de la placenta, también se empieza a formar el saco amniótico, esta bolsa de líquido será el medio donde vivirá y crecerá el bebé hasta su nacimiento.
La semana 4 de embarazo se correspondería con la semana de la menstruación. Es aconsejable hacerse un test de embarazo pasados unos 2-3 días desde el primer día que supuestamente te debería bajar la regla, ya que si se realiza antes puede dar un “falso negativo” al no encontrarse aún en la orina la hormona del embarazo (GCH).
Una vez que el test da positivo: ¡Enhorabuena! Estás esperando un bebé.
Cambios en la madre en la cuarta semana de embarazo
En esta semana los síntomas se siguen pareciendo bastante a los de síndrome premenstrual. Puede que algunas mujeres noten los pechos más tensos, debido a un aumento de su volumen. El cansancio se empieza a hacer más presente a medida que van pasando las semanas, ya que el proceso de gestación requiere cada vez de más energía y recursos para la formación del embrión.