Semana 9 de embarazo

En esta semana 9 de embarazo el embrión realiza movimientos espontáneos. Estos movimientos hacen que toque el útero involuntariamente y cuando esto ocurre el embrión se retrae. El sistema nervioso sigue desarrollándose y su aumento es ya muy notable. En estos momentos el embrión ya no está quieto y se pueden identificar algunos temblores. Éstos son movimientos involuntarios y no los controla el cerebro, lo que muestra la formación correcta de sus conexiones neuronales y nerviosas.

Aunque habrá que esperar unas cuantas semanas más para poder conocer el sexo del futuro bebé en una ecografía, los órganos sexuales se van desarrollando. Si es niño ya tiene los testículos en el interior de su cuerpo y si es niña ya tiene los ovarios.

La cabeza va tomando una forma más definida y cada semana la cara va adoptando las facciones que la configurarán definitivamente. La oreja va construyendo su estructura interna. Los párpados están formados, aunque no los abrirán hasta la semana 26. Los ojos están en una posición muy ladeada y poco a poco irán moviéndose hasta ubicarse en la posición frontal, ya definitiva.

futuros papás esperando a su bebé

Hasta ahora se podía ver una desproporción entre el tamaño de la cabeza y el resto del cuerpo, siendo la cabeza más grande que el resto del cuerpo. Ahora esta desigualdad va disminuyendo poco a poco. Las costillas y los huesos de la cara se empiezan a desarrollar. Las extremidades son más visibles, diferenciándose los codos, rodillas y los deditos de los pies.

Cambios en la madre en la novena semana de embarazo

Los cambios hormonales en ocasiones provocan una congestión nasal manifestándose en un peculiar resfriado.

Las mujeres en estas semanas pueden notar ciertos cambios en su rostro. Notando la piel más brillante, o el perfil de la cara más redondeado.

Los pechos aumentan su tamaño y ahora están más sensibles. El vientre está más hinchado pero sólo la madre lo notará.

Ecografía semana 9 de embarazo

Algunos síntomas son bastante molestos como las náuseas, vómitos, mareos, acidez de estómago… También se suele dar cansancio y mucho sueño. Necesitará descansar y llevar una vida más tranquila y con menos estrés.

Llegado este punto, la futura madre deberá empezar a cuidar su alimentación. Mantener una dieta sana y equilibrada favorecerá el buen desarrollo del bebé. Eliminar los alimentos procesados, altos en azúcares y grasas así como sustancias tóxicas como el alcohol y tabaco. Aumentar la ingesta de frutas, verduras frescas, proteínas y calcio.

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