Hace un año…

Ya ha pasado un año desde que fui madre y cómo me ha cambiado la vida.

Hace un año tenía un bebé que no llegaba a los tres kilos y medio y de medio metro. Hoy ese bebé es más niña que bebé y ya va al “cole de pequeños”, mide unos 80 cm y pesa nueve kilos más que al nacer. Camina agarrada de una mano y empieza a decir sus primeras palabras: mamá, papá, “ema” y como no, teta, la dichosa teta, ¡así es que crece tanto! Y no solo crece de tamaño, cada día descubre una cosa nueva y yo con ella. Y lo que nos queda todavía!!!

Hace un año tenía muchos miedos e inseguridades, me asustaba con todo y por cualquier cosita ya la llevaba a la pediatra. Después de estos meses, los miedos e inseguridades se fueron calmando y las visitas a la pediatra también, ahora vamos menos. Me noto más segura al tomar una decisión que afecte a la pequeña monstruita,  aunque, como es de esperar, le doy mil vueltas antes, y claro está, después de tomarla pero… voy mejorando.

Hace un año personas que creía amigas por “arte de magia” ya no lo eran y otras que aparecieron por casualidad, siguen aquí, a mi lado y disfrutando como yo de lo bonito que es ver crecer a la pequeña monstruita.

Hace un año, tenía trabajo; un trabajo que me gustaba, me llenaba y que para que voy a mentir, se me daba muy bien. Por unas cosas y por otras, me despidieron y… aquí estoy, con 35 añazos recién cumplidos replanteándome mi futuro laboral, cogiendo aire y dándole duro, muy duro a unos proyectos que tenía por ahí.

Hace un año, mis hormonas estaban sensiblemente afectadas, todo me hacía llorar y me impresionaba, cosa que para quien me conoce, sabe que eso no es normal. Hoy mis hormonas ya están en su sitio, no es que sea una insensible, pero… tampoco hay que pasarse con la lágrima.

Hace un año yo tenía un nombre, me llamaba Alba, ahora soy la mamá de Emma. La gente me saludaba por la calle a mí y me preguntaba que tal estaba. Eso cambió, me preguntan por ella, la saludan a ella primero siempre, le dan los besos a ella, ¿ya lo pilláis verdad? Lo que me parece lo más normal, porque la verdad (y esto es pasión de madre) la pequeña monstruita es una coñera de la vida y está para comérsela.

Hace un año estaba preocupada porque el perro no se fuera a celar de la pequeña y nueva habitante de la casa y la liara. Hoy, me doy cuenta que se muere de amor por ella y son los mejores amigos del mundo mundial. ¡¡¡¡Ya me puedo preparar para las que líen juntos!!!!

Hace un año no sabía como iba a influirnos la maternidad en la pareja y la verdad sea dicha, tuvimos y tenemos encontronazos por la forma de hacer las cosas, que si yo lo hago así, que si tú lo haces asao, supongo que lo habitual en casi todas las parejas. Además de convertirnos en unos super padres todo terreno, como pareja nos ha unido más que nunca.

Ahora solo disfrutar de este año, poco a poco y paso a paso, con calma pero paso firme, siempre mirando hacia adelante.