¿Que qué queremos hacer cuando nazca la pequeña monstruita? Todo, sí sí, de todo. Desde llevarla a ver a los Reyes Magos estas Navidades, hasta llevarla a su piso de estudiantes cuando se vaya a estudiar fuera, aunque para esto aún nos quedan muchos años.
No queremos hacer un sin fin de cosas y cosas, va más allá de todo eso. Queremos crear recuerdos, queremos vivir momentos inolvidables y que nos marquen a todos como familia y que pasados los años cuando alguno de nosotros dos, ya no esté, nuestra hija recuerde todo lo que sus padres le enseñaron. Más allá de lo material, de lo que podemos tocar… esos ratos en familia donde se disfruta de cada minuto juntos, esos momentos que cuando creces son irremplazables y que tanto añoras al madurar.
Uno de los recuerdos más bonitos que tengo de pequeña son los veranos, súper divertidos con todos mis primos y coleguillas. En los días sin sol, que son muchos, coger la bici y desaparecer toda la mañana explorando nuevos caminos y zonas de juego. Después de comer, jugar en el patio y liarla con la manguera, no teníamos piscina y al caer la noche jugar al escondite y no aparecer hasta que una de tus primas se rinde y vuelves a ganar. Me encantaría que mi hija pudiera vivir todo lo que yo viví de pequeña pero, sin duda, será imposible porque los tiempos han cambiado.
Ahora no dejamos que ningún niño o niña, por muy bueno que sea, juegue en la calle sin vigilancia, y mucho menos perderlo de vista durante horas porque se fue con la bici por ahí y si quiere cuando tenga hambre ya volverá. Hoy en día ni se nos pasa por la cabeza. En el parque los padres no pierden el contacto visual con los niños aunque estén en el banco con el resto de madres, padres o abuelos, un ojo está constantemente encima de su hijo. Seguro que yo soy la primera que no la dejo ni a sol ni a sombra pero… ¿no será pasarse un poco?
La pequeña monstruita está a puntito de nacer y lo primero que vamos a celebrar son las Navidades, así que ya estoy pensando en llevarla a ver a los Reyes Magos. A la cabalgata no se me ocurre llevarla, que según aquí su padre, le van a dar un caramelazo, pero… a ver a los Reyes al ayuntamiento y sacar una foto, claro que sí.
De pequeña mi mejor amigo era un niño, bajito, delgadito y con una mala leche… de aúpa. Él como niño tenía juguetes de niño, y yo claro está, de niña. Esto que aún se hace hoy en día, acordaros a finales de los 80 y principios de los 90, las diferencias eran enormes. Las niñas de rosa y con una cocinita y los niños de azul y con un camión. Pues a este amigo mío un día le regalaron un coche teledirigido, que para aquella época era la caña de España, y claro está , «culo veo, culo quiero» yo quise uno, pero… mi padre nunca jamás me lo regaló. De hecho creo que me causó un trauma infantil, porque año tras año se lo pedía y nunca caía… en fin! Aún no hace mucho tiempo se lo volví a pedir y no hubo manera. Ahora solo espero a que mi hija crezca un poco y comprarle el más molón de la tienda. Quizá ya compre dos, uno para ella y otro para mí y si quiere otra cosa pues otra cosa, por que los juguetes no entienden de género si no que es la sociedad quien los estereotipan.
Cantarle la nana «Duerme duerme negrito…» al irse a la cama y mirarla mientras duerme. En mi casa tanto a mi hermana, a mis sobrinas y a mí nos han cantado la misma nana, convirtiéndose en una bonita y entrañable tradición familiar, pasando de nuestros padres a nosotras y ahora a nuestras hijas.
El primer día de playa: enseñarle a nadar, me parece imprescindible que cualquier persona sepa nadar. Creo que los primeros intentos de flotación en el mar son cosa nuestra, sentir como se agarra buscando en nosotros la seguridad y el estar a salvo. Poder ver su carita de asombro cuando viene la ola y la moja, o su cara de asquito cuando se meta en la boca la arena de la orilla… Ya doy por hecho que esto va a pasar, nos pasó a todos, para que negarlo.
Ir al circo, ya se que para esto tienen que pasar unos cuantos años pero a todos de pequeños nos gustaba ir a ver a los payaso y trapecistas y con suerte había una mujer barbuda.
Celebrar su primer cumpleaños, el segundo, el tercero… todos en general. Preparar una bonita fiesta con sus amigas y amigos, y que se manchen las manos de Nocilla mientras hacen cochinadas mezclando la Fanta de naranja con la Coca-Cola y las patatas fritas. Esto nunca pasa de moda y, además, no hay cumpleaños que se precie donde no se haga.
Enseñarle a andar en bici; todo un clásico. Sacarle los ruedines y cuando esté confiada soltarla y que vaya sola sin darse cuenta, momento en el que se caerá y llorará pero… No hay otro modo de aprender. Esta técnica está testada por todos los padres del mundo y todos sus hijos siguen enteritos.
Buf! Se me ocurren mil y una cosas más para hacer con nuestra peque. Hoy lo voy a dejar aquí para no saturaros la cabeza con tantas ideas que se me van ocurriendo y no aburriros. Más adelante os contaré más cosas que nos gustária hacer en familia.
¿Y a vosotros, qué os apetece hacer con vuestros peques? ¡Déjanos un comentario con tus ideas e ilusiones!