A partir de la semana 17 de embarazo el bebé empezará a oír algunos sonidos, algunos ruidos internos de su mamá como el latido del corazón y posiblemente reaccionará asustado si escucha algún sonido procedente del exterior.
Por debajo de la fina piel del bebé, aún con apariencia algo transparente, comienza a acumularse paulatinamente la grasa, cuya función principal es la de proporcionar calor tras el nacimiento. Aparecerán los primeros pelitos en cejas y pestañas.
Alrededor de esta semana se empieza a desarrollar el sistema inmunológico, el cual protegerá al bebé de las infecciones que puedan afectarle una vez haya nacido.
Su esqueleto que hasta ahora era muy blandito se irá haciendo poco a poco más sólido ya que se empieza a formar el hueso.
En esta semana, el bebé pesa aproximadamente unos 100 gramos y mide entre 11 y 13 cm. Su fémur mide unos 2,4 cm. y la circunferencia craneal unos 14,1 cm.
Cambios en la madre en la semana 17 de embarazo
Se hace mucho más notable el aumento de volumen de las mamas y se pueden ver claramente las venas del pecho, esto es debido al aumento de vascularización.
El aumento de peso de la futura mamá hasta este momento ronda los 3,250 kg, este peso es orientativo ya que cada mujer es diferente.
Hoy en día las matronas y doctoras recomiendan a las embarazadas una dieta sana y equilibrada, controlándoles el aumento de peso a lo largo de los trimestres. Además, en caso de que no se haya detectado ninguna situación de peligro, es un buen momento para retomar la práctica de ejercicio moderado.
Sería muy beneficioso que la madre incluyera en su dieta alimentos ricos en calcio ya que le bebé empieza la osificación de sus huesos. Dependerá de la doctora o matrona el recetar algún tipo de complemento específico para tal fin.
En esta semana puede presentarse algún dolor en la zona lateral del ombligo y bajar hasta la ingle debido al estiramiento de los músculos y ligamentos abdominales que envuelven el útero, éste al crecer le resta espacio a la vejiga y produce más ganas de orinar.
El cambio hormonal afectará también a la pigmentación de la piel; las pecas, manchas y los pezones se oscurecerán notablemente, estos últimos para ser más fáciles de detectar por el bebé.
Quitando estas molestias, es una etapa del embarazo bastante calmada. La mayor parte de las mujeres recupera su apetito habitual y su estado de ánimo mejora, pudiendo realizar en gran parte sus actividades sociales tanto con amigos y familia como con la pareja.