La semana 38 inicia la cuenta atrás para el la fecha probable de parto, o lo que es lo mismo, la fecha en que sales de cuentas.
Independientemente de la fecha exacta que te haya indicado tu ginecóloga, tu bebé se puede adelantar unos días o semanas y también retrasar, en este caso, dependiendo de los días que pasen de la fecha probable de parto, el equipo médico determinará si es necesario provocar el parto o no, ya que muchas mujeres dan a luz en la semana 42 con toda normalidad.
En esta semana tu bebé sigue aumentando de peso, mide unos 50 centímetros y pesa algo más de 3.000 gramos.
Sus pulmones continúan madurando, en el momento que estén listos, segregarán una una proteína al líquido amniótico modificando la producción de hormonas. En este momento la placenta cesará la fabricación de la progesterona (hormona del embarazo) y comenzará a producir una nueva hormona; la oxitocina.
La función principal de la oxitocina es controlar las contracciones del útero y avisar si hay parto. Además ayuda al cerebro a olvidar el dolor del parto y fomenta el apego con tu recién nacido.
Una de las señales más claras de que se ha iniciado el parto es la rotura de aguas.
La rotura de aguas se produce en el momento que se rompe la bolsa amniótica que contiene la placenta, el líquido amniótico y el bebé. La bolsa se rompe debido a la presión que ejerce la cabeza del bebé sobre sus membranas pero también por intensidad de las contracciones.
Tu bebé ya tiene pelo, al igual que sucede con el color de sus ojos no es definitivo. Habrá que esperar alrededor de medio año para determinarlo aunque a lo largo de la vida el pelo sufre variaciones de densidad y color.
El bebé continúa acumulando meconio, que lo expulsará a través de sus primeras deposiciones.
Cambios en la madre en la semana 38 de embarazo
En esta semana casi todos los bebés están colocados en posición cefálica, y los que están de nalgas es muy probable que giren en el último momento.
Es muy frecuente que también haya empezado lo que se conoce como fase de dilatación precoz o latente. Esta fase consiste en la dilatación del cuello del útero sin contracciones regulares.
Seguramente sientas pinchazos o calambres en las piernas e ingles, aunque molestas, esto es normal, ya que el bebé cada vez está más abajo y presiona los tendones, músculos y nervios del suelo pélvico.
Encontrar la postura para dormir será una ardua tarea, ya que tu barriga es muy voluminosa. Si colocas unas almohadas debajo de la barriga y entre las piernas conciliarás mejor el sueño.
Tus pechos posiblemente empiecen a segregar calostro, lo que indica que estás preparada para tener a tu bebé.